A horas de su publicación, la exhortación
apostólica pos-sinodal “Querida Amazonía” levantó
mucha polémica más por sus omisiones que por sus contenidos. En el espíritu de animar
a participar informadamente del debate, comparto un resumen de cinco puntos que
me parecen claves para acercarse al documento.
Mirar más a fondo
La ausencia de un pronunciamiento sobre el
sacerdocio para hombres casados y el diaconado para las mujeres fue presentado
por algunas voces dentro de la Iglesia como el fracaso del sínodo, mientras
otras celebraban la preservación del celibato como sello distintivo del
ministerio ordenado. Además, fue el tema que la prensa levantó con mayor
insistencia. Acertadamente, Mauricio López,
secretario ejecutivo de la REPAM, calificó estos planteamientos como
unilaterales y reduccionistas, en tanto provienen “desde fuera” de la Amazonía e
invisibilizan muchas otras propuestas esenciales que reflejan el sentir directo
de los pueblos.
Por tanto, el valor de la exhortación
apostólica no puede restringirse al tema de los ministerios eclesiales, aun
cuando este sea un asunto relevante. Es necesario mirar el documento con mayor
amplitud. “Querida Amazonía” debe examinarse en relación con todo el camino
sinodal y la complejidad de la problemática de la Amazonía que abarca la promoción
de una ecología integral y el discernimiento de nuevos caminos para la
evangelización. La exhortación viene a ser el inicio de una nueva etapa de la
conversación y no el punto final.
Estructura de “Querida Amazonía”
La exhortación se organiza en cuatro capítulos.
Cada uno de ellos, corresponde con “sueños” del papa Francisco para el futuro de
la Amazonía. Primero, el “sueño social” relacionado con la lucha por los
derechos de los pueblos originarios y los pobres de la Amazonía para que su voz
sea escuchada y su dignidad promovida. Luego, el “sueño cultural” que apela a
la preservación de las culturas de los pueblos amazónicos y la valoración de
sus maneras de vivir y trabajar. Tercero, el “sueño ecológico” centrado en el
cuidado responsable de la naturaleza de los ríos y las selvas de la Amazonía
para que las próximas generaciones puedan contar con sus recursos. Finalmente,
el “sueño eclesial”, en que anima a la Iglesia a abrazar y escuchar a los
pueblos indígenas para abrir nuevos caminos de evangelización que permitan la
inculturación plena del Evangelio en esta zona del planeta.
Emergencia
de una “nueva hermenéutica” en el magisterio
El papa afirma que la exhortación no pretende
reemplazar ni repetir el “Documento Final del Sínodo”, sino ofrecer un marco de
reflexión que oriente la recepción de todo el camino sinodal. En ese sentido, para
el teólogo venezolano Rafael Luciani, es clave
que, en vez de integrarlo a “Querida Amazonía”, Francisco asuma la autonomía
del “Documento Final del Sínodo”, invitando a leerlo y aplicarlo. Según
Luciani, tal afirmación implicaría que la autoridad de las Iglesias locales en
el discernimiento de su misión está por encima de la Curia romana,
estableciendo una “nueva dialéctica” entre el peso de un documento de un sínodo
regional y el magisterio pontificio.
Justicia
para la Amazonía
La exhortación destaca por su reclamo de
justicia para la región amazónica y sus pueblos, exigiendo un desarrollo que ni
colonice el territorio ni debilite su identidad. Como ha anotado Mauricio
López, la cobertura dada al tema de ministerialidad hace perder de vista que
“Querida Amazonía” se pronuncia con firmeza respecto a estructuras económicas y
macropolíticas, y a la crisis ambiental, que ponen en riesgo esta reserva
ecológica del planeta. El documento califica como “injusticia y crimen” los
emprendimientos que dañan el medio ambiente y no respetan el derecho de los
pueblos originarios al territorio, la autodeterminación y el consentimiento
previo.
Además, se insiste en el cuidado de la casa
común como responsabilidad global que abarca a los gobiernos y a la ciudadanía.
En ese sentido, la encíclica Laudato Si’ constituye un referente clave para
“Querida Amazonía” y de todo el camino sinodal por su planteamiento de una
interconexión ineludible entre la crisis ecológica y el clamor de los pobres.
Ministerialidad
y reforma de la Iglesia
El documento alienta a las comunidades
cristianas en la Amazonía en el discernimiento de nuevos caminos para una
auténtica inculturación del Evangelio en esta región. En esa perspectiva, “Querida
Amazonía” es consciente de la necesidad de nuevos ministerios para encarnar una
Iglesia con rostro amazónico. Sin embargo, el “Documento Final del Sínodo”
planteó propuestas en el tema (viri probati, diaconado femenino, etc.) que
la exhortación no recoge, sin desestimarlas ni legitimarlas. Cuesta interpretar
el silencio de Francisco: para algunos significa “cerrar el paso” a estas
alternativas, mientras para otros es una “carta abierta” para que los obispos
amazónicos insistan en la cuestión. Más aún, desconcierta que el papa invite a
buscar “nuevos caminos” y, ante la apremiante realidad de comunidades que no celebran
regularmente la Eucaristía por la ausencia de sacerdotes, plantee soluciones
tradicionales tales como la generosidad en el envío de misioneros y la oración
por las vocaciones sacerdotales.
Al momento, quizás toque escuchar la posición
moderada del británico Austen Ivereigh, biógrafo
de Bergoglio, para quien el papa está aplicando las reglas del discernimiento
espiritual a esta difícil decisión. Ante los enfrentamientos internos que
generan estas propuestas, no quiere una salida que imponga una posición como
victoriosa sobre la otra. Más bien, el llamado está en intensificar la búsqueda
e imaginar una “tercera vía” que responda a la problemática de fondo y reciba
un mayor consenso dentro de la Iglesia. En todo caso, este pontificado tiene el
mérito de estar generando condiciones para un debate sobre cuestiones que,
hasta hace cinco años, se pensaban inmodificables e indiscutibles.
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